El ministro de Comunicaciones de Brasil, Frederico de Siqueira Filho, advirtió en una reunión del Grupo de los 20 (G-20) que la posibilidad de un desarrollo económico y social equitativo se ve obstaculizada si la tecnología de punta queda concentrada en pocas manos.
Frente a ese riesgo, agregó, es necesaria “una economía digital inclusiva, que garantice oportunidades para pequeñas y medianas empresas, estimule la creatividad local y promueva la diversidad cultural”.
Siqueira Filho participó en Ciudad del Cabo de la reunión del grupo de trabajo de economía digital del G-20, el foro que reúne a los países de mayor poder económico.
Para fundamentar su postura, el ministro puso como ejemplo políticas que despliega el gobierno de su país, dirigidas a erigir “una infraestructura moderna y accesible, que conecta a los ciudadanos, las empresas y los gobiernos. Nuestro objetivo es que la innovación sea un motor de crecimiento económico pero también de inclusión social, reduciendo desigualdades y promoviendo oportunidades para todos”.
En ese sentido, enumeró las acciones para la conexión a internet en zonas remotas, programas de entrenamiento en capacidades digitales e inversión en “tecnologías emergentes”.
Pero para estos objetivos, prosiguió el ministro en la reunión en Sudáfrica, “la cooperación internacional es esencial. Cuando trabajamos juntos conseguimos alinear las reglas, intercambiar experiencias y acelerar los beneficios de la economía digital a escala global”.
El Ministerio informó en un parte oficial que durante la reunión hubo debates sobre inteligencia artificial, seguridad cibernética e interacción entre los sistemas digitales de los países. Acerca de estos temas, Siqueira Filho se definió a favor de un equilibrio entre innovación tecnológica y protección de las y los usuarios, así como de políticas públicas que estimulen el desarrollo de nuevos modelos de negocios digitales.
Acerca de los avances de la inteligencia artificial, el ministro brasileño sostuvo que esa evolución crea “oportunidades sin precedentes”, pero también “grandes responsabilidades”.
Fue entonces cuando reclamó un acceso justo, inclusivo y con capacitación a los dispositivos tecnológicos que emplean inteligencia artificial, con preferencia especial para los países del Sur Global. También mencionó conceptos, desarrollados asimismo por la UNESCO, acerca de la necesidad de transparencia, seguridad y respeto a los derechos humanos.
“El Plan Brasileño de Inteligencia Artificial, coordinado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, ya sigue esta dirección al dar prioridad a la educación, la investigación, la innovación y la gobernanza ética”, explicó.
También sostuvo que esas acciones apuntan a reducir diferencias en el ámbito digital, garantizar la conectividad universal y promover una inteligencia artificial que respete “la diversidad cultural, lingüística y social”.