La necesidad de verificar el origen de cada noticia y la de acceder a las notas originales, en lugar de los recortes de las redes digitales, así como evitar la navegación superficial y esmerarse en ganar verosimilitud y confianza, son algunos conceptos expresados por comunicadores y docentes consultados por CLIC acerca de la confianza que se puede tener en el futuro del periodismo dado el hábito de estudiantes de informarse en plataformas más que en medios convencionales.
Son opiniones y propuestas vertidas por Miriam Lewin, escritora y periodista; José Luis Fernández, profesor de Comunicación de la UBA; Alejandro Di Giácomo, director de Periodismo Deportivo de la Universidad de Palermo; y Roberto Samar, licenciado en Comunicación Social y profesor de la Universidad Nacional de Río Negro.
La Comunicación hace Clic solicitó estas opiniones a raíz del informe de Investigar en Red según el cual las y los estudiantes de periodismo y comunicación se informan principalmente en las plataformas Instagram, TikTok, Facebook, YouTube y X. La conclusión surgió de datos concernientes a 2.985 estudiantes de 38 universidades latinoamericanas, incluida Argentina.
La investigación demuestra también que el acceso a los medios convencionales se da en su mayoría a través de las redes digitales, que solo ofrecen recortes de extrema brevedad de noticias, entrevistas e investigaciones.
MIRIAM LEWIN: ES NECESARIO ACCEDER A LAS NOTAS ORIGINALES
Lewin, quien fue Defensora del Público entre 2020 y 2024, relató que se queja frecuentemente de la calidad de los contenidos en los medios de comunicación, por lo que la pregunta sobre la confianza en el futuro del periodismo la involucra de manera directa.
En cuanto a las redes digitales (redes sociales), explicó que “como con otros fenómenos o tendencias en el ecosistema comunicacional, al principio pensamos que son negativos pero después vemos cuáles son sus ventajas y por qué existen”.
No obstante, pidió tomar en cuenta que los contenidos que circulan en esas redes son “sesgados”, por lo que propuso a las y los futuros periodistas que al recibir “los recortes de videos, de los streamings, de radios, notas que aparecen en los diarios y revistas en las redes sociales”, tengan “la precaución, la dedicación y el interés de consultar la nota original. Muchas veces las redes traen los enlaces que dan acceso a los contenidos completos. Y sobre todo tengan en cuenta que el algoritmo les hace llegar solamente aquellos contenidos que están en consonancia con sus propios prejuicios y su propia ideología”.
“Si ustedes consumen solamente esos contenidos van a tener una dieta informativa muy empobrecida. Y otra cosa: consuman contenidos producidos por periodistas profesionales. No consuman ni den credibilidad automáticamente a los contenidos subidos por influencers”, expresó Lewin.
JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ: CADA RED TIENE SU CARACTERÍSTICA
El profesor de la UBA advirtió que “scrollear es una manera general de navegar las plataformas, pero no creo que ningún joven, más si estudia periodismo, confunda el tipo de contenido –que a veces es informativo- de TikTok, con el tipo de contenido muchas veces informativo de Twitter (actualmente X, NDR), o la complejidad mediática general de YouTube”,
Por lo tanto, advirtió, no es lo mismo que una persona se informe con una plataforma que con otra.
Acerca de la confianza en el periodismo futuro, aclaró que “primero habría que ver cuánta confianza teníamos en el momento de gloria de los medios masivos, si no desconfiábamos, aún de nuestros periodistas favoritos”.
“Creo que esa idea del periodismo confiable se está reprocesando en nuevos formatos, y cada periodista y cada tipo de periodista va a tener que construir nuevas normas de verosimilitud, en este mundo platafórmico que está siendo invadido, además, por la inteligencia artificial”, concluyó.
ALEJANDRO DI GIÁCOMO: LA RESPONSABILIDAD EN LA FORMACIÓN
Sobre la posibilidad de confianza en el periodismo futuro, Di Giácomo incorporó el papel que puedan cumplir las universidades e institutos de formación en “estos tiempos líquidos, como diría Bauman (Zygmunt, sociólogo y filósofo polaco), de información confusa, vertiginosa”.
Opinó que “esta alimentación de información a través casi exclusivamente de las redes, además de caer en algunas trampas que las propias redes causan, como las fake news, las imágenes falsas, etc., generan en el aspirante a periodista, en el futuro profesional, un hábito que yo llamo zapping de lectura, que es acostumbrarse a lecturas cortas, breves, y no sostener la capacidad para leer largos textos, que son los que dan análisis, los que entrenan para la interpretación, los que permiten una reflexión más profunda”.
Agregó que “las nuevas generaciones practican un zapping de lectura, están acostumbradas, por las redes, a lecturas muy breves, y a pasar de una a otra información. En los institutos de formación debemos trabajar en profundidad esta situación, para crear hábitos. Alguien especialista en neurociencias lo podría explicar mejor, pero el cerebro se adapta a las lecturas cortas y rechaza las lecturas largas. Este es un punto muy importante para tener en cuenta”.
Así, Di Giácomo propuso que las universidades e institutos de formación sean muy activos ante las las innovaciones tecnológicas, porque “de la imprenta a la radio pasaron casi 400 años, pero de internet en adelante los cambios tecnológicos en ciencias de la comunicación han sido muy vertiginosos”.
En consecuencia, “los planes de estudio también deben adaptarse a eso, y con estos elementos acompañar raudamente los procesos de transformación en los medios. El modo en que fluyen las noticias cambia contínuamente, desaparece la vieja televisión y aparece el streaming, en fin, podríamos hablar de infinidad de cambios. Pero la clave, creo, es que las universidades y los institutos de formación se adapten a esos procesos rápidamente”.
ROBERTO SAMAR: EL RIEGO DE LA NAVEGACIÓN SUPERFICIAL
El docente de la Universidad de Río Negro advirtió que “estamos atravesados por las llamadas redes sociales. En primer lugar me parece importante problematizar eso, porque las verdaderas redes sociales son el club de barrio, la biblioteca popular, un sindicato, digamos, las organizaciones sociales”.
En cambio, “lo que llamamos redes sociales son plataformas digitales, son empresas que administran esas plataformas”, y cuyo modelo de negocios se basa en que “estemos conectados horas y horas a esas redes, en las que prima muchas veces el chiste superficial, la humillación del otro y también algunos discursos de crueldad”.
Así, coincidió con Lewin en que “sobre esas lógicas que buscan tenernos capturados, muchas veces lo que termina reforzándose son nuestros puntos de vista, porque la lógica del algoritmo termina reforzando el sesgo de confirmación, en el que tendemos a ver lo que responde a nuestras miradas”. El resultado es una “burbuja” en la que “estamos cada vez más aislados y más polarizados, y el otro y la otra se nos vuelven invisibles”.
Citó al filósofo surcoreano Chul Jang, cuando advierte que “la democracia no es solo de hablantes, en la democracia está la escucha del otro, que es una etapa fundamental de cualquier diálogo, de cualquier construcción colectiva”.
En suma, concluyó Samar, “el periodismo actual necesita fortalecer miradas críticas, y en las redes digitales eso no está presente. Por eso, más que nunca, me parece que el periodismo puede jugar un rol clave para invitarnos a pensar un poco más allá de lo que nos propone la navegación superficial de este tipo de redes”.

